http://www.elgrancapitan.org/portal/index.php/articulos/historia-militar/1482-guerra-civil-americana-10o-parte-1
Tropas de la Union : http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Pea_Ridge
Tropas Confederadas : http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Pea_Ridge
Cuando Earl Van Dorn se adelantó hacia los unionistas en los primeros días de Marzo, éstos se encontraban detenidos en torno al arroyo de montaña denominado Sugar Creek, con la vanguardia de Franz Sigel adelantada hacia el Sur en el triángulo Cross Hollows-Osage Springs-Bentonville. La retaguardia, mandada por el mismo Samuel Curtis, estaba creando una posición defensiva tras el Sugar Creek en la Meseta de Pea Ridge, entre la Telegraph Road y el propio pico de Pea Ridge, en cuyo centro se encontraba la localidad de Leetown.
Las intenciones del avance confederado eran claras, y el 5 de marzo de 1862, Curtis mandó orden a Sigel para replegarse tras el Sugar Creek. El primer encuentro se produjo al día siguiente, en mitad de tal maniobra, cuando un fuerte contingente de la caballería confederada de McIntosh trató de apoderarse de los 200 carros del tren de suministros de la fuerza de Sigel, que iban escoltados por el 36º de Illinois de Osterhaus y el 2º de Missouri de Ashbot. Pero la rápida reacción de Sigel liberó enseguida sus carros y toda su fuerza pronto alcanzó el Sugar Creek.
El mísmo día, Van Dorn decidió que puesto que sus enemigos esperaban verle atacar por el Este, a través del arroyo y a lo largo de la Telegraph Raod, debía hacerlo por el Oeste y buscando el flanco y retaguardia. A tal fin abandonó su campamento, dejando en él piquetes encargados de mantener fuegos encendidos y fingir que estaba poblado. Al tiempo que llevó a sus tropas hacia el Oeste con raciones y munición para tres días.
Esta astuta maniobra sólo tuvo un éxito parcial. Curtis, hombre cauto, mantenía una complicada red de patrullas, escuchas y hasta especialistas en infiltración, por lo que estuvo bastante bien informado de las intenciones enemigas. Recisamente en ésta ocasión suele magnificarse (seguramente de forma exagerada) la importancia de la información aportada por uno de sus “expertos en infiltración”, el conductor de diligencias de Kansas James Butler Hickok, conocido sheriff y pistolero en la postguerra bajo el apodo de “Wild Bill” Hickok.
Por ello, aquella noche los unionistas reconvirtieron su frente hacia el Oeste con la antigua vanguardia de Sigel convertida en el ala izquierda con la división de Osterhaus, y la retaguardia bajo mando del propio Curtis en el ala derecha, sumando de Sur a Norte las divisiones de Ashbot, Davis y Carr. Pero lo que sí seguían esperando era una acción convencional.
Por su parte, lo que había hecho Van Dorn era llevar el grueso de su ejército, (unos 10.000 hombres con casi toda su infantería), dando un rodeo hasta salir a la Telegraph Road al Norte del enemigo, para atacarle por ella en lo que era su flanco derecho. A su vez, Ben McCulloch con casi toda la caballería y alguna infantería, (unos 4.000 hombres), debía perforar la línea unionista a la altura del paso de montaña llamado Timber Hollow y converger con la fuerza principal en la zona del pueblo de Leetown.
Así el 7 de marzo, viernes, el ataque confederado se desencadenó sobre un paisaje aún cubierto de nieve, logrando cierta sorpresa táctica pese a la excelente red de escuchas de Curtis, y haciendo rápidos progresos en el sector de Timber Hollow. Aquí la clave había sido la Brigada India de Albert Pike, que infiltrándose hasta muy cerca de las líneas unionistas sin ser advertida en la confusión de los primeros minutos del combate, cargó furiosamente a través de las posiciones del Brigadier Ashbot y se apoderó de sus dos baterías artilleras.
Esto fue un principio demasiado malo para los hombres de Ashbot, que siendo además la división más débil de los unionistas con menos de 1.800 hombres, se enfrentaban a fuerzas más que dobles en número. Antes de una hora de combate, la división de Alexander Ashbot se había roto, y elementos de ella retrocedían en desorden e iban a unirse a los de Osterhaus al Sur y el Coronel Jefferson Columbus Davis al Norte. Por el enorme boquete intermedio, las tropas montadas de McCulloch se derramaban en dirección a Leetown.
El Coronel Davis trataba desesperadamente de cubrir la brecha, que se había producido en las inmediaciones de su división, pese a que ésta alineaba menos de 2.500 hombres. Para ganar un poco de tiempo, hizo cargar contra la brecha al 3º de caballería de Iowa de Cyrus Bussey, (que disponía de menos de 300 hombres). Y cuando estos valientes fueron apartados a un lado ya había reunido al paso del enemigo un núcleo de resistencia, compuesto por fugitivos de la división de Asboth, vertebrado en torno a la batería montada de 6 libras de que disponía su propia división.
Era la batería alemana del 2º Missouri Light Artillery mandada por el Capitán Elbert, que con sólo tres cañones, (el cuarto se encontraba fuera de servicio), hizo un soberbio trabajo frenando en seco la progresión confederada. Pero el enemigo era demasiado numeroso y cuando se decidió a realizar movimientos envolventes en torno al centro de resistencia, la infantería huyó de nuevo y Elbert fue barrido.
Todos estos sacrificios ganaron casi dos horas, durante las cuales las fuerzas reunidas por Davis y Osterhaus pudieron concentrarse para la defensa de Leetown. Con todo, la situación era muy comprometida y es difícil decir como habría acabado si dos factores no hubiesen ido en apoyo de los unionistas.
En primer lugar, e inesperadamente, el ataque principal confederado había sido momentáneamente contenido. Era sorprendente, si tenemos en cuenta que Van Dorn y Sterling Price acumulaban en él 10.000 hombres contra los menos de 3.000 de la división del unionista Coronel Eugene Asha Carr. Además habían logrado sacar cierto partido del terreno, ya que en aquella zona la Telegraph Road seguía un estrecho valle de montaña, muy arbolado y encajonado entre barrancas que hacían su topografía bastante caótica.
Este terreno permitía abrir el combate a corta distancia, nulificando las deficiencias del armamento de los “state guards” missourianos de Price, que componían la vanguardia y casi el 65% de la fuerza de Van Dorn. Mejor aún cuando los hombres de Price, sacando el máximo partido del terreno, lograron combatir a distancias a menudo inferiores a 15/20 metros y acumularon en vanguardia a sus escopeteros que con las armas cargadas con posta gruesa, eran a corta distancia mucho más mortíferas que si hubiesen llevado rifles o mosquetes.
Pero el Coronel Francis Jay Herron, comandante del 9º de Iowa, reaccionó rápidamente llevando a sus hombres a hacerse fuertes en la llamada Elkhorn Tavern. Se trataba de la propiedad del matrimonio sureño formado por Jesse y Polly Cox, que tras probar a ser colonos en Kansas habían instalado un mesón-parador sobre la Telegraph Road, en un punto en el que el valle se ensancha antes de la unión con el ramal que se dirigía hacia Leetown.
Explotado con la ayuda de los mayores de sus hijos y cinco esclavos de color, la mezcla de posada europea y caravansar oriental que regentaban los Cox no era aún un gran negocio, pero ellos esperaban que llegara a serlo según la región se fuese poblando. Entretanto habían adquirido el ensanchamiento del valle en que se levantaba y criaban animales y cultivaban la tierra, alcanzando cierto grado de autosuficiencia.
¿Y en qué infuía esto para el combate? Pues en que el terreno había sido nivelado y los árboles arrancados. Así nos encontramos con los hombres de Herron, que pronto fueron reforzados hasta formar una pequeña brigada, disponían desde los edificios de la Elkhorn Tavern de excelentes campos de tiro. Allí las escopetas servían de poco y encajonado en el estrecho valle de la Telegraph Road, el ejército de Van Dorn y Price se convirtió en una larga serpiente con la cabeza atrapada en un lazo, no pudiendo aprovechar su superioridad numérica.
Por su parte, lo que había hecho Van Dorn era llevar el grueso de su ejército, (unos 10.000 hombres con casi toda su infantería), dando un rodeo hasta salir a la Telegraph Road al Norte del enemigo, para atacarle por ella en lo que era su flanco derecho. A su vez, Ben McCulloch con casi toda la caballería y alguna infantería, (unos 4.000 hombres), debía perforar la línea unionista a la altura del paso de montaña llamado Timber Hollow y converger con la fuerza principal en la zona del pueblo de Leetown.
Así el 7 de marzo, viernes, el ataque confederado se desencadenó sobre un paisaje aún cubierto de nieve, logrando cierta sorpresa táctica pese a la excelente red de escuchas de Curtis, y haciendo rápidos progresos en el sector de Timber Hollow. Aquí la clave había sido la Brigada India de Albert Pike, que infiltrándose hasta muy cerca de las líneas unionistas sin ser advertida en la confusión de los primeros minutos del combate, cargó furiosamente a través de las posiciones del Brigadier Ashbot y se apoderó de sus dos baterías artilleras.
Esto fue un principio demasiado malo para los hombres de Ashbot, que siendo además la división más débil de los unionistas con menos de 1.800 hombres, se enfrentaban a fuerzas más que dobles en número. Antes de una hora de combate, la división de Alexander Ashbot se había roto, y elementos de ella retrocedían en desorden e iban a unirse a los de Osterhaus al Sur y el Coronel Jefferson Columbus Davis al Norte. Por el enorme boquete intermedio, las tropas montadas de McCulloch se derramaban en dirección a Leetown.
El Coronel Davis trataba desesperadamente de cubrir la brecha, que se había producido en las inmediaciones de su división, pese a que ésta alineaba menos de 2.500 hombres. Para ganar un poco de tiempo, hizo cargar contra la brecha al 3º de caballería de Iowa de Cyrus Bussey, (que disponía de menos de 300 hombres). Y cuando estos valientes fueron apartados a un lado ya había reunido al paso del enemigo un núcleo de resistencia, compuesto por fugitivos de la división de Asboth, vertebrado en torno a la batería montada de 6 libras de que disponía su propia división.
Era la batería alemana del 2º Missouri Light Artillery mandada por el Capitán Elbert, que con sólo tres cañones, (el cuarto se encontraba fuera de servicio), hizo un soberbio trabajo frenando en seco la progresión confederada. Pero el enemigo era demasiado numeroso y cuando se decidió a realizar movimientos envolventes en torno al centro de resistencia, la infantería huyó de nuevo y Elbert fue barrido.
Todos estos sacrificios ganaron casi dos horas, durante las cuales las fuerzas reunidas por Davis y Osterhaus pudieron concentrarse para la defensa de Leetown. Con todo, la situación era muy comprometida y es difícil decir como habría acabado si dos factores no hubiesen ido en apoyo de los unionistas.
En primer lugar, e inesperadamente, el ataque principal confederado había sido momentáneamente contenido. Era sorprendente, si tenemos en cuenta que Van Dorn y Sterling Price acumulaban en él 10.000 hombres contra los menos de 3.000 de la división del unionista Coronel Eugene Asha Carr. Además habían logrado sacar cierto partido del terreno, ya que en aquella zona la Telegraph Road seguía un estrecho valle de montaña, muy arbolado y encajonado entre barrancas que hacían su topografía bastante caótica.
Este terreno permitía abrir el combate a corta distancia, nulificando las deficiencias del armamento de los “state guards” missourianos de Price, que componían la vanguardia y casi el 65% de la fuerza de Van Dorn. Mejor aún cuando los hombres de Price, sacando el máximo partido del terreno, lograron combatir a distancias a menudo inferiores a 15/20 metros y acumularon en vanguardia a sus escopeteros que con las armas cargadas con posta gruesa, eran a corta distancia mucho más mortíferas que si hubiesen llevado rifles o mosquetes.
Pero el Coronel Francis Jay Herron, comandante del 9º de Iowa, reaccionó rápidamente llevando a sus hombres a hacerse fuertes en la llamada Elkhorn Tavern. Se trataba de la propiedad del matrimonio sureño formado por Jesse y Polly Cox, que tras probar a ser colonos en Kansas habían instalado un mesón-parador sobre la Telegraph Road, en un punto en el que el valle se ensancha antes de la unión con el ramal que se dirigía hacia Leetown.
Explotado con la ayuda de los mayores de sus hijos y cinco esclavos de color, la mezcla de posada europea y caravansar oriental que regentaban los Cox no era aún un gran negocio, pero ellos esperaban que llegara a serlo según la región se fuese poblando. Entretanto habían adquirido el ensanchamiento del valle en que se levantaba y criaban animales y cultivaban la tierra, alcanzando cierto grado de autosuficiencia.
¿Y en qué infuía esto para el combate? Pues en que el terreno había sido nivelado y los árboles arrancados. Así nos encontramos con los hombres de Herron, que pronto fueron reforzados hasta formar una pequeña brigada, disponían desde los edificios de la Elkhorn Tavern de excelentes campos de tiro. Allí las escopetas servían de poco y encajonado en el estrecho valle de la Telegraph Road, el ejército de Van Dorn y Price se convirtió en una larga serpiente con la cabeza atrapada en un lazo, no pudiendo aprovechar su superioridad numérica.
Elkhorn Tavern
Los sureños luchaban como fieras y en más de una ocasión lograron asaltar los edificios, pero Herron comprendía perfectamente la importancia de esta posición y una y otra vez los recuperaba con desesperados contraataques. Y de esta forma, la masa principal del ejército confederado se veía embotellada, permitiendo a Osterhaus y Davis volcar sus esfuerzos en solucionar la brecha de Leetown.
En segundo lugar, un error del mismo McCulloch fue a complicar más las cosas para la Confederación. Con la intención de no entretenerse en una operación de relevo, el texano había dejado a la brigada de pieles rojas de Albert Pike, en el mismo lugar donde su impetuosa carga la había llevado, en torno a los doce cañones tomados a la división de Ashbot. Junto a la infantería que tenía por misión defender la “puerta” por la que McCulloch había penetrado en la retaguardia enemiga.
Toda la brigada de Pike estaba compuesta de indios, estando los batallones cherokees mandados por los jefes de tal tribu John Drew y Stand Watie. Y su tradición de lucha y su experiencia en guerra de movimiento y ataque en su territorio, los había convertido en excelentes para una acción como aquella con la que abrieron la lucha, o para la persecución, pero no para la defensa de posiciones fortificadas.
En este ámbito se sentían perdidos, y además nunca habían recibido fuego artillero en una posición fija ni tenían idea de cómo emplear los doce cañones que habían capturado. Para colmo, McCulloch no había dejado órdenes respecto a ellos y los soldados de la zona, siendo estos racistas y un poco celosos por el papel estelar que habían desempeñado en la ruptura. Por lo que se dedicaron a ignorarlos y no darles ninguna asistencia. (“Que esos indios tán listos y valientes se las arreglen solos” debieron de pensar). Con lo que no se les enviaron hombres que les ayudaran a manejar los cañones y ni siquiera se respondía a sus mensajes.
Pero si para estos hombres aquello era una broma, para los cherokees era dramático, pues su posición era clave. Por algo los cañones de Ashbot estaban allí emplazados y toda la reacción unionista tenía como objetivo recuperarlos. Incluso, las dos baterias de la división de Osterhaus fueron emplazadas para bombardear la posición sin descanso.
Sometidos a una presión constante y creciente, y a un contínuo bombardeo que los desconcertaba y aterraba pues no sabían como responder, los pielrojas de Pike fueron desmoralizándose a la par que se enfurecían respecto a la actitud de las unidades “amigas”.
Al final a primera hora de la tarde su paciencia se colmó, y abandonando la posición sobre sus caballos, se retiraron a la retaguardia, plantándose y negándose a combatir. Así con este giro de acontecimientos, Sigel y Osterhaus se hicieron de inmediato con la posición clave, pudiendo ahora “argumentar” con veinticuatro, y no con doce, piezas de campaña de 12 libras. El efecto fue muy rápido y Ben McCulloch, que ya estaba siendo contenido en la zona de Leetown, hubo de hacer retroceder a parte de su fuerza para que ayudase a mantener expédita la vía de escape.
Lógicamente los unionistas Curtis y Davis aprovecharon para aumentar la presión en Leetown, y la fuerza confederada comenzó a recular, dando las primeras muestras de desmoronamiento. McCulloch y McIntosh no se resignaron sin embargo a la retirada después de una mañana tan fructífera, y decidieron intentar hacer saltar el dispositivo unionista con nuevos ataques a la desesperada encabezados por ellos mismos para animar a la tropa con su ejemplo.
Nunca debieron de hacerlo, pues en menos de media hora ambos yacían sobre el campo de batalla. El lugar en que murió McCulloch, al nordeste de Leetown, permite suponer que su esperanza era hacer al fin contacto con Van Dorn alcanzando la Elkhorn Tavern por detrás.
Así Albert Pike, el hombre que había perdido una brigada, pero también el único brigadier que quedaba en la agrupación, se encontró con el mando de ésta entre sus manos. Conociendo la situación en el frente de penetración de primera mano, se apresuró a sacar las tropas de lo que se estaba convirtiendo rápidamente en una trampa mortal, con lo que las posiciones en el sector de Pea Ridge-Leetown volvieron al estado anterior al comienzo de la batalla.
Al mismo tiempo, en el enésimo forcejeo en torno a Elkhorn Tavern, el Coronel Herron resultó herido y fue capturado lo cual propició que su pequeña brigada comenzara a ceder. Finalmente los confederados lograron sobrepasar la zona, pero cuando estaban saliendo a campo abierto la caída de la noche interrumpió el combate. A cambio de unas 400 bajas, habían causado al enemigo unas 1.100, la mitad de la división de Ashbot. Van Dorn instaló su puesto de mando y un hospital en las ruinas de la Elkhorn Tavern.
Ahora se planteaba la batalla como de frente invertido, con los confederados al Norte y los unionistas al Sur, y cada cual sentado sobre las comunicaciones del contrario. Ambos bandos estaban cortos de raciones, los unionistas no habían dado de comer a sus mulas la víspera y con el almacén de forraje en la Elkhorn Tavern tampoco lo podían hacer esa noche. Y a los confederados apenas les quedaba el 25% de su munición.
Curtis consideró vital tomar la iniciativa, y aquella noche fue formado y pasado sigilosamente a la derecha de su sector de Elkhorn Tavern, un grupo que asaltaría la posición al mando de Franz Sigel y que constaba de la division de Osterhaus (aún bastante fresca) y elementos de las de Ashbot y Davis.
Aún con la niebla del amanecer, esta fuerza atacó súbitamente el 8 de marzo de 1862, barriendo el ala izquierda enemiga y produciendo convulsas reacciones de retroceso en la fuerza de Van Dorn. Que atacando a continuación a lo largo de todo el frente, se encontró pronto cediendo de nuevo Elkhorn Tavern y encerrado otra vez en el valle de la Telegraph Road. Ya casi sin municiónes, se dio por vencido y ordenó la retirada.
La Unión había sufrido 1.183 bajas, con 201 prisioneros, frente a los 1.400, con 300 prisioneros de la Confederación. El agotado Ejército del Sudoeste unionista seguiría aún tres días en el campo de batalla temiendo que el enemigo volviese.
Después, ya sin víveres, se retiraron hacia el Norte. Y justo entonces se abrió una trampilla en las ruinas de Elkhorn Tavern y los Cox, sus hijos y sus esclavos, que habían permanecido escondidos en un sótano oculto, salieron. Campos y edificios estaban arrasados, pues dos ejércitos habían instalado depósitos en ellos, dejándolos medio llenos al partir, y los Cox harían dinero comercializando el equipo abandonado.
La batalla, llamada “de Elkhorn Tavern” por los confederados y “de Pea Ridge” por los unionistas, fue una victoria para la Unión. Que aunque angosta y costosa, alejó por largo tiempo la guerra de las tierras de Missouri. Los coroneles Osterhaus, Davis y Carr fueron prontamente ascendidos a brigadieres, y lo mismo ocurriría con Herron tras su rescate que fue bastante rápido. Las bajas unionistas más notables, aparte del mismo Herron fueron los comandantes de división Ashbot (malherido el día 7 al tratar de impedir el desmembramiento de su fuerza), y Carr, así como el Tte. Coronel de Ingenieros Voluntarios Grenville Mellen Dodge, luego famoso en la guerra y más aún tras ella. Desde luego, el unionista Samuel Ryan Curtis sería ascendido a Mayor General.
Los confederados ascenderían a Sterling Price a Mayor General, y a brigadieres a los coroneles D.H. Maury, James Rains y a título póstumo a William Y. Slack (caído el día 8 cuando trataba de contener la penetración de Sigel), que con Ben McCulloch y James McIntosh haría las bajas más importantes del Sur.
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